sábado, junio 10, 2006

Con el último aliento

Ya sé, no es momento para analizar esto. Pero mejor decirlo ahora y no después de que ruede la bola.
Solemos quejarnos (me incluyo plenamente) de que los jugadores argentinos se van de muy chicos al exterior. Es realmente una cagada; se devalúa nuestro fútbol, no podemos verlos, crecen las chances de que se pinchen por apurarlos y, como si fuera poco, los clubes argentinos, en general, los venden desvalorizados (sino pregúntenle a Aguilar en unos meses, por la burrada que se acaba de mandar).
Pero hoy esto nos juega a favor: a las puertas del debut (se nos viene encima) tenemos a un pibe de 18 años que juega en el mejor equipo del mundo y ganó la Champions League siendo figura. Esa experiencia es posible que juegue a favor a la hora de salir a la cancha. Esperemos.