Están en todos lados. Están en todas partes.
Disfrazados de espectadores. Atendiendo en casas de deportes. Limpiando baños de clubes. Filmando encuentros. Alquilando canchitas de 5. Comprando jugadores en Hattrick. Escondidos en los arcos de los metegoles. Vendiendo figuritas en los kioskos. En cada sitio donde se respira fútbol hay uno de ellos; hay un gordo holandés. A medida que se acorta la distancia al 9 de Junio la presencia de estos botones se hace más evidente y con un poco de atención podemos llegar a reconocer cómo funciona la estructura de su organización.
Hoy, 28 de mayo, debe haber unos 10.000 espías mezclados entre nosotros. Quizas para la semana que viene la cifra se triplique. Los más aptos e inteligentes cumplen misiones de riesgo: son enviados a eventos importantes donde el fútbol es la temática convocante. Hemos sido testigos de uno de estos casos, gracias a la perspicacia de mi colega Chucho de frío. El primer espía que advertimos, fue descubierto en el partido de despedida de la selección nacional, que tuvo lugar el pasado 24 de mayo. Él se encontraba disfrazado a la usanza local, sin ninguna prenda que lo pusiera en evidencia. Pero la inutilidad de su presencia en la cancha, así como su anatomía y pelaje (como señaló mi compañero) fueron aspectos que develaron su verdadera identidad.
Ayer hemos sido testigo de un caso prácticamente opuesto. Estuvimos en presencia de un espía de los poco inteligentes, a los cuales les asignan misiones bastante pelotudas. Mezclarse entre nosotros no le interesaba y estaba tan entretenido persiguiendo la pelotita que nunca se enteró que el staff de Un tirito pudo fotografiarlo. Aqui lo tenemos.
Hoy, 28 de mayo, debe haber unos 10.000 espías mezclados entre nosotros. Quizas para la semana que viene la cifra se triplique. Los más aptos e inteligentes cumplen misiones de riesgo: son enviados a eventos importantes donde el fútbol es la temática convocante. Hemos sido testigos de uno de estos casos, gracias a la perspicacia de mi colega Chucho de frío. El primer espía que advertimos, fue descubierto en el partido de despedida de la selección nacional, que tuvo lugar el pasado 24 de mayo. Él se encontraba disfrazado a la usanza local, sin ninguna prenda que lo pusiera en evidencia. Pero la inutilidad de su presencia en la cancha, así como su anatomía y pelaje (como señaló mi compañero) fueron aspectos que develaron su verdadera identidad.
Ayer hemos sido testigo de un caso prácticamente opuesto. Estuvimos en presencia de un espía de los poco inteligentes, a los cuales les asignan misiones bastante pelotudas. Mezclarse entre nosotros no le interesaba y estaba tan entretenido persiguiendo la pelotita que nunca se enteró que el staff de Un tirito pudo fotografiarlo. Aqui lo tenemos.
 Falta mucho por desubrir acerca de esta organización, pero a partir de estos dos ejemplos podemos sacar una importante conclusión. Para ser espía bastan dos cosas: ser gordo y holandés.
1 Comments:
gracias valla por tu comentario!!
A la gallega le tenes que dar murra por un rato seguido!
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